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lunes, 31 de mayo de 2010
"Si uno escribe con verdadera entrega, en todo lo que haga estará íntegramente lo que uno es, del mismo modo que el ADN está completo en cada célula."
El que sigue es un fragmento de una entrevista que Justo Serna le hizo a Antonio Muñoz Molina, y es el texto que escogí para despedirme de ustedes:
JS: [...] Tengo la impresión de que su forma de enfrentarse al mundo es ésa, y siempre fue ésa: la de la conjetura creativa. Permítame explicarlo con palabras del historiador italiano Carlo Ginzburg. Tentativa, esa palabra, deriva del latín ‘temptare’, cuyo significado es el de tocar, palpar, es decir, rozar con levedad algo sin que se identifique del todo, simplemente porque no lo divisamos por entero. Así, “quien hace investigación”, añadía Ginzburg, “es como una persona que se encuentra en una habitación oscura. Se mueve a tientas, choca con un objeto, realiza conjeturas: ¿de qué cosa se trata?, ¿de la esquina de una mesa, de una silla, o de una escultura abstracta?”
AMM: La metáfora del tanteo, de la tentativa, me parece muy adecuada. Lo que yo tengo, para empezar a escribir, no es una idea, una historia que se proyecta delante de mí como un paisaje, un tema, sino más bien un indicio, o una serie de indicios, de imágenes si quiere, que son como esas cosas que se palpan en la oscuridad, y que hay que seguir palpando, tanteando, para saber lo que son. Siempre me ha pasado así. Una idea, una imagen, son fértiles si permiten la cristalización de cosas que ya estaban en la conciencia o en el inconsciente, si permiten dar una forma a la confusión de las experiencias, los deseos, los recuerdos, etc. Lo que uno encuentra tanteando es algo parecido a una metáfora. Y el proceso para llegar a ese encuentro es sobre todo uno de alerta y paciencia. Entre la intuición de algo que puede llevarme a un libro y el principio de la escritura pasa mucho tiempo, cada vez más tiempo. [...] Todo tanteos e incertidumbres. Si acaso, como máximo, una linterna muy débil que ayuda a iluminar algo de lo que hay por delante.
JS: Escribir, saber que uno escribe bien, muy bien, que sus palabras intentan dar la medida exacta del mundo que ve o en el que irrumpe, es una de las grandes satisfacciones que puedan concedérsele a un ser humano. Es el sentido mismo de la creación, la satisfacción de un amor propio que se expresa con lo que a uno le agrada: el relato. Tengo la impresión de que escriba lo que escriba, usted lo hace siempre como si ese texto fuera lo último que quedara de su persona, el resto de su escritura que debiera sobrevivir. Aparte del trabajo y de la dedicación, del arte verbal y de sus recursos (muchos apartes son éstos que añado), hay, en su obra, ese secreto: escribir como si en esa página se compendiara la persona que fue y el estilo que le caracterizó. Pensado así, ningún texto es de circunstancias, ¿verdad?
AMM: Pensar que uno escribe muy bien es sobre todo un peligro, el de la complacencia, el de la autoparodia. No hay una calidad de escritura absoluta, separada de lo que se dice, de la forma o el género concretos en que se trabaja en cada momento. Escribir bien no es nada más que encontrar el tono adecuado, la correspondencia entre materia y forma. El estilo es peligrosísimo. Y el amor propio… Quién sabe cuál es el valor verdadero de lo que está haciendo. En cuanto a la segunda parte de lo que me pregunta, el hecho de que uno esté entero en cada cosa que escribe, tiene un lado voluntario, y otro que no lo es. Es voluntaria la decisión de no considerar trabajos mayores o menores, la exigencia moral de que el trabajo ha de ser hecho lo mejor que se pueda, con independencia de cualquier otra cosa, poniendo en él los cinco sentidos, sea un artículo o sea una novela. Mi padre me enseñó eso, esa exigencia que a mí, cuando era adolescente, me parecía un poco ridícula, porque pensaba, para qué hacer bien algo que no van a pagarte adecuadamente, o que da igual cómo se haga. En su trabajo de hortelano, mi padre siempre se imponía a sí mismo la excelencia: en la elección de las mejores semillas, por ejemplo, en el trazado de una acequia, en que ésta estuviera limpia de hierba, etc. Vendía en su puesto del mercado y siempre llevaba una chaqueta impecablemente blanca. A mí eso me gusta mucho. No tengo paciencia para la chapuza, ni en los demás ni en mí mismo. Pero está el lado involuntario: si uno escribe con verdadera entrega, en todo lo que haga estará íntegramente lo que uno es, del mismo modo que el ADN está completo en cada célula. El ejemplo máximo me lo han parecido siempre aquellas reseñas de libros y de películas que Borges escribía en revistas para señoras de Buenos Aires, revistas de modas y de actualidad. En las diez líneas del comentario de una película o de un libro vulgares estaba íntegramente Borges.
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Gente querida:
Espero que esta corta experiencia juntos les haya sido al menos casi tan provechosa como a mí. He intentado estar íntegramente aquí, como dice Muñoz Molina. Solo por darme la oportunidad para ese intento, ya les agradezco el intercambio. Si, además, cada uno gozó aunque más no sea de a ratos de su propia escritura o de la otra propia escritura entre líneas que es la lectura, creo que este taller ha cumplido su objetivo. Si, encima, cada uno hubiera podido aprender algo nuevo sobre sí mismo, si se hubiera sorprendido de lo que el acto de escribir le tiene preparado... la experiencia ya habría sido mucho más fructífera de lo que cualquier coordinador de talleres podría desear.
A todos, muchas gracias. Será hasta cuando quieran. Mientras tanto, a seguir tanteando siempre, encontrando cuando se pueda... y estando entero lo que uno es en lo que hace, como si ese fuera el único modo.
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3 comentarios:
Bueno, no sé los demás, pero yo sí aproveché el curso (aunque me escaqueara de los recorridos, jejej). Fíjate si lo aproveché que la semana pasada envié un relato a un concurso. Era uno "remozado" gracias a tus enseñanzas. Este taller consiguió reactivarme un poco. Así que no te queda otra que volver a armar otro taller con más peña, jjeje.
Pero no te vas a ir así, sin un abrazo del grupo, no vaya a ser que allá tan lejos te olvides de nosotros.
Voy a enviar un correo a todos a ver que día podemos juntarnos.
Así que hasta pronto.
Un beso agradecido.
Muchísimas gracias, Celsinha.
Sí que leerte hace bien al cuore (a la panza y a la piel y al pelo y a las orejas y al resto del cuerto).
respecto de la peña, como decís, puedo contarte que Javi está en este momento en Alemania; volverá dentro de unos días (quién sabe, después de que yo me vaya) para llevarse sus cosas: se instralará con su pareja en Hamburgo.
La Rosa más marquesina anda cerca, ya trabajando en Oviedo... Más cosas, te las contará ella.
Del resto, sólo sé que no sé nada, aunque no descarto, no descarto. No descarto que podamos vernos, digo.
Lo de armar otro grupo con más gente... lo veo difícil: las clases de la UP se me van llenando cada vez de más alumnos, ya que muchos siguen allí, pero porque yo no hago el marketing allí, afortunadamemnte.
En fin, ya veremos. Quien tenga ganas de seguir o de empezar algo, ya se comunicará, ¿cierto? Mientras tanto y hasta que nos veamos para despedirnos, un gran abrazo y mucha suerte con ese concurso.
Gra
¿¿¿CuerTO??? Cuerpo, quise decir :)
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