ATENCIÓN: Nuevos talleres

INSCRIPCIÓN A NUEVOS TALLERES EN:

http://elbardeltaller.blogspot.com.es/

HASTA EL 15 DE ABRIL
¡NO TE DEMORES!


-----------------------------------------------------------------

lunes, 3 de mayo de 2010

Fragmentos de "La escritura como búsqueda", de Sivia Kohan

El texto es una linterna

Una obra literaria no es un medio para comunicar determinadas experiencias. Es el medio en el cual realiza su autor tales experiencias. Alguien dijo que Cervantes captó la esencia del alma hispana en sus vertientes quijotesca y sanchopanchesca, y simultáneamente se puso a escribir El Quijote. Es decir, porque escribía la experiencia, la captaba y se adueñaba de ella. Por lo tanto, cuando escribes un texto, entras en juego con la realidad descrita en ese texto, hay una interacción sujeto-realidad y la historia se hace viva. La realidad narrada ilumina la experiencia vivida.

[...]

Escribir es una actividad semejante a soñar. Te incita a transformar en material creativo las obsesiones que te persiguen, que ocupan tus sueños nocturnos (a veces diurnos), que podrás identificar e interpretar al plasmarlos en el papel.

[...]

¿Qué otros acicates impulsan hacia la escritura?
    Una compleja red interna de deseos no satisfechos y de deseos a alcanzar compone el entramado de la creatividad. Estas motivaciones han dado lugar a numerosas obras artísticas y han sido causa de la tan mentada originalidad en el territorio artístico.
    El deseo de "ir más allá" que otros, de ser original, suele ser una necesidad profunda de los escritores y, para muchos, un incentivo. Algunos dicen que escriben para trascender; otros sostienen que escriben porque no soportan el pesado fardo de la realidad y necesitan forjarse un mundo aparte, alterno o paralelo. Dice el psicoanalista Ernst Walter Kris: "Cualquier investigación o descubrimiento puede ser, en algún sentido, una tentativa de cruzar límites establecidos y estar, en consecuencia, relacionada con situaciones infantiles en que tales atributos eran prohibidos y peligrosos".

[...]

Después de un tiempo de escritura en libertad ―día tras día, sin excusas para no hacerlo― se vencen los miedos y se descubre un territorio, el de la página, por el que uno puede explayarse, ser uno mismo y, por si fuera poco, inventar otras vidas o darle un espacio a los sentimientos.
    Dice Doris Lessing: "La función de la literatura es comentar la vida para gente que también está interesada en analizar la suya a través de la literatura".

Saca fuera lo que "cargas" en tu interior, escribe sin limitaciones y sin freno y aprenderás lo que no sabías de ti. Escribiendo, sistematizas tus pensamientos. Al leerlos, se abrirá alguna compuerta desconocida hacia la ficción.

[...]

¿Desde dónde escribo?

Si te conoces, si puedes describir tu proceso previo a la escritura creativa, habrás conseguido, además, conocer en forma más amplia tu mundo itnerior, tus impulsos positivos o negativos, que emplearás como espejo en tu propia vida.
    Pero es común que un escritor trabaje durante gran parte de su vida con el mismo núcleo sin partir de él como tema, sino que éste surge o se impone aun contra su voluntad. Un nudo oculto que despliega la escritura.
    ¿Desde qué nudo dicen que escriben los escritores? He aquí algunas respuestas que a ti te pueden servir como posibilidades de trabajo:

Desde la infancia

    Trata de recuperar aquel niño que fuiste. Saber cómo fue te proveerá de material para escribir.
    "Yo creo que he contado la historia que me hubiera gustado vivir con mi padre. Por ejemplo, en El relojero de Saint Paul; y he hecho películas así para ahorrarme sesiones de psicoanálisis, y ésta es una de ésas porque no logramos romper la barrera que rompen ese padre y ese hijo", dice el realizador Bertrand Tavernier.
    Si aún no lo has hecho, escribe una página acerca del primer recuerdo de que tengas memoria. Remueve tus pasajes más coloridos o los menos, rescatados en el tiempo. Remítete en primer lugar al lugar en donde ocurrió ese hecho, sigue con los personajes de la escena, con algún objeto especial...

Desde una cierta sombra

    Cuenta Antonio Lobo Antúnez: "Cuando escribo, todo el trabajo de las primeras horas no sirve para nada, porque la autocensura entonces es muy fuerte. Para que las cosas vayan saliendo, tengo que estar fatigado. Entonces, las palabras se van engendrando unas a otras. Yo no imagino nada, es la mano la que manda. Lo que escribes sale de una zona de tu interior llena de sombras, en la que no tienes ninguna conciencia de lo que sabes. Es un lugar donde la mirada es virgen. Las emociones, las sensaciones, los impulsos, todo eso está dentro de ti, y tienes que traducirlo en palabras, pero todo eso no detiene nada que ver con las palabras. Durante este proceso, a veces tengo la impresión de ser un idiota fulgurante. Y siempre escribo con una sensación de incomodidad física, como si estuvieras vestido sin haberte lavado, y de culpabilidad. No sé por qué. Mis padres están ahora muy enfermos. Mi madre se está quedando ciega. Hace poco vi a mi padre. "¿Sigues escribiendo?", me preguntó. "Qué importa ―le dije― si nunca has leído nada de lo que he escrito." Me dijo entonces: "Si tú sigues escribiendo, mi vida queda justificada". Sí, tengo la impresión de que lo que hago no es mío, de que estoy hablando por los otros, contando lo que le puede pasar a cualquiera".

Desde los sentimientos

    Recuerda que el escritor es capaz de comprender y de sacarle partido a la soledad o al sufrimiento por las penas más profundas y de convertir en una obra de arte el absurdo de la condición humana.
    Almudena Grandes, por ejemplo, ha trabajado tanto desde el "nudo" de los sentimientos, que piensa que esta etapa ya está casi agotada y desea iniciar otra diferente: "Hasta el momento he partido de propósitos que me llevan a escribir novelas muy emocionales, a hablar de los personajes más desde dentro que desde fuera, con narrador en primera persona protagonista. No me documento, me gusta inventar, tiene que ver con mi memoria. Vago con brújula por mis libros. Siempre parto de algo muy vago. Puedo partir de un estado de ánimo. Después, necesito saber el final, tengo la tesis de la novela, sé lo que quiero contar. Las escribo en orden, tienen cambios temporales, van a salto de mata, de atrás hacia adelante y viceversa, muchas veces mis personajes me indican por dónde tengo que ir. Es una escritura espontánea. La construyo a medida que avanzo. Voy adivinando a medida que escribo. Me interesa reconstruir las emociones internas de cada personaje. Escribo novelas sentimentales, reivindico el "adjetivo" sentimental".

Desde el amor imposible

    Muchos poetas y no pocos novelistas parten de este núcleo. En las novelas de Kazuo Ishiguro, por ejemplo, siempre parece haber un amor imposible o por lo menos la búsqueda de alguien, como motor.
    Ishiguro explica que Los restos del día es una historia de amor convencional, en la que dos personas no pueden declararse su amor, y que en Cuando fuimos huérfanos y  Los inconsolables, se trata del deseo de amar que nunca se puede satisfacer. Es algo diferente que el enamorarse de alguien y no poder expresar ese amor. Tiene que ver con no poder volver a un tiempo pasado, en el que uno se sentía querido y protegido por los padres o a lo mejor tiene que ver con algún asunto pendiente, y para recobrar ese amor hay que llevar a cabo una misión pero, claro, es una misión imposible.
    "Creo que hay estos dos tipos de búsquedas del amor imposible. Aunque, normalmente, no comienzo un libro pensando en esto sino en otro tema, pero este tema siempre surge".

Desde una serie de frases

    Más que la palabra aislada, una cierta frase o una serie de ellas, te conectan con otros espacios y otros tiempos.
    Dice Noé Jitrik: "De repente una frase me ocupa un espacio. Esa frase no aparece en cualquier momento, no es el fruto de una casualidad o de un sueño, sino que está vinculada con una cierta apertura sobre el discurso poético. Previamente hay períodos de una cierta disposición a ver las cosas desde el punto de vista del discurso poético, una forma parcial de indagación no manifestada como un deseo muy claro. Esa actitud de indagación crea una apertura; dentro de esa apertura hay frases que permiten construir una idea poética que luego se empieza a desarrollar. Creo que, si no idealizo demasiado, ése es el mecanismo...".

Desde lo que no nos atrevemos a vivir

    Gracias a la escritura se viven otras vidas, se supera la ansiedad de ser otro y la consecuente insatisfacción. Dice Tomás Eloy Martínez: "La realidad es siempre insatisfactoria, y en el orden de los sueños (o de los deseos) cabe todo: las mudanzas de la geografía, la llegada de un amor imposible, el pasado, el futuro. En las ficciones somos lo que soñamos y lo que hemos vivido, y a veces somos también lo que no nos hemos atrevido a vivir. Las ficciones son nuestra rebelión, el emblema de nuestro coraje, la esperanza en un mundo que puede ser creado por segunda vez, o que puede ser creado infinitamente dentro de nosotros.
    "Las ficciones son el otro nombre de los deseos. Escribir ficciones es buscar lo que no somos en lo que ya somos, es aceptar, en aquel que somos, todos los otros que no podemos ser".

0 comentarios: