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lunes, 3 de mayo de 2010

Escrituralia: Castigo

Escrituralia: Castigo

Creo que la sensación de "aquí falta algo" que vos intuís, Celsa, y Javi corrobora, proviene del hecho de que trabajaste más la historia superficial (para entendernos, la anécdota) que la trama (es decir, aquello otro que cuenta una historia, aquello que no está explícito pero le da valor universal a una anécdota puntual). Se nota mucho cuidado en la expresión: el texto casi no tiene problemas de estilo que corregir; un punto y aparte allí, un adjetivo acá y poco más. Usás un lenguaje pulido, con buena percepción del ritmo narrativo (frases cortas donde querés que se acelere, por ejemplo), imágenes potentes (genial aquello de "el silbido entra por los oídos como una hoja de hielo") que le dan mucha "visibilidad" (uno puede imaginarse la escena sin problemas) y, como señaló Javi, tu cuento está bien aumentado.
Voy a ofrecerte una comparación, para que entiendas mi punto de vista. Pensemos en una nuez, con su cáscara y su carne. Desechemos cualquier idea acerca de que la cáscara es menos importante que la carne, puesto que si la primera presentara agujeros, en su proceso de crecimiento podría "colarse" algún bichito y pudrir la carne; si su superficie fuese demasiado lisa, no aprovecharía igual la humedad del ambiente para crecer sino que las gotas de rocío resbalarían sin ser asimiladas; si fuese demasiado pequeña, no dejaría crecer la carne lo suficiente como para que tenga buen sabor, etc. Como el nogal no es humano, no puede apresurase a perfeccionar la cáscara —trabajarla para que sea suficientemente rugosa, suficientememnte dura, suficientemente permeable o impermeable...—. Pero nosotros, que no somos nogales, sí nos da, a veces, por "saltar" a pulir el estilo cuando aún no sabemos qué tenemos ganas de esconder dentro de la nuez.
Es cierto que uno descubre qué quiere contar recién cuando lo ha contado, que debe haber sorpresas y toeso. Que sí, que sí. Pero creo que la cosa funciona más bien así: uno quiere hablar de la culpa (o del miedo, o de la sensación de orfandad...) y para eso bucea en su interior, en sus recuerdos, en aquellos momentos en los que sintió culpa (o miedo, u orfandad...), muchísimas veces apuntando el radar hacia su niñez. Entonces comienza a escribir, dotando a sus personajes de "carne" a partir de la suya propia. Y puede ocurrir que, ops, en medio de aquello descubra, de pronto, que algo que él mismo hizo, dijo, sintió en aquella oportunidad que recuerda no apunte solo a la culpa —como estuvo creyendo toda la vida— sino también y al mismo tiempo a, qué se yo, cierta búsqueda placentera de un castigo que lo liberara de una culpa mucho mayor. Entonces ve cómo lo que toda su vida había encasillado en determinado cajón (el de "las cosas que generan culpa"), a la vez puede ser metido en otro ("el de las cosas que se hacen para evitar una culpa mayor"... ¡con lo cual la culpa puede aumentar sin límite!). Y ve que ese cambio de sitio arrastra a otros cambios de sitio de algunos de sus recuerdos. Y se sorprende mucho, claro :-)
Pero, bueno, para llegar a eso sí tuvo que partir de 1) tener alguna idea acerca de qué sentimientos abordaría y 2) recurrir a sus cajoncitos y 3) estar dispuesto a cederle su carne a los personajes en un camino de ida y vuelta: les abrimos nuestros cajones, pero ellos también, al mismo tiempo, pueden alzar el índice y señalar hacia un rinconcito oculto en la parte de más atrás del cajón y mostrarnos que allí guardábamos algo que no sabíamos que estaba.

Da la impresión de que, por la prisa a trabajar la anécdota, no dotaste de suficiente carne a tus personajes: ¿qué siente el chico por el profesor? Lo que siente al ser golpeado con la vara o al ser besado, ¿tiene algo que ver con lo que alguna vez sintió en otra situación? ¿Qué siente respecto de que deberá dejar la escuela: orgullo por ser ya un hombre, bronca por ser ya un hombre, vergüenza ante sus pares, vergüenza disfrazada de orgulloy chulería...? Al profesor, ¿qué le atrae del chico? ¿Qué le falta a él, que busca en el contacto con el chico?
Cuando ubiques al menos un punto de partida, que no de llegada, se te abrirá el panorama: sabrás por qué tus personajes se comportan como lo hacen —al menos, alguna de sus motivaciones. La observación, luego, de qué acciones y reacciones van mostrando te ofrecerá nuevas (y desconocidas por vos) motivaciones, que se asociarán a las primeras— y ellos le resultarán motivados al lector.
Cuando Javi dice que no puede hacer ninguna hipótesis porque le das "servido" aquello de que el personaje ya es un hombre y debe trabajar, lo que tal vez reclame es que no puede hacer ninguna otra, subsiguiente, a partir de ese dato. ¿Qué debería decirnos el hecho de que el chico deba dejar la escuela tan temprano? No lo sabemos, porque saberlo implicaría pensar que en todos casos en que eso se da, produce las mismas reacciones en esos chicos. Y el lector sabe que no es así, sabe que las reacciones son múltiples y dependen de la "carne" de cada chico. Pero acerca de este, la ración de carne que comió es insuficiente... Habrá que servirle un pelín más :-)

Creo que el trabajo, ahora, pasa por olvidarte de lo bellamente que has contado la escena (que sí la has narrado así) y tratar de conectar los sentimientos de estos dos personajes (no solo de uno de ellos) con tu pasado, con tu historia (que incluye tu presente, claro). Una vez que le des unas vueltas a los sentimientos (ganas y deseos que los mueven y los obligan a accionar y reaccionar como accionan y reaccionan, que no es otra cosa el tan mentado "conflicto" que algunos pedimos en los relatos) no te será difícil contarlo con buen ritmo, imágenes potentes, etc. Y para esa parte sí que con gusto seremos capaces de ayudarte más.

Bueno, al final, este comentario se convirtió, también por sorpresa, también sin proponérmelo, en una reflexión general que comparto con ustedes, ¿no? Así que hagan de cuenta que la "Cuestión técnica" de esta semana se mudó de cajoncito... y listo :-)))))

2 comentarios:

Celsa dijo...

Muy interesante, Gra. Tengo que hacer que latan sus corazones antes de construirlos por fuera. Y que piensen, que sientan... Construirlos por dentro antes de que empiecen a moverse.
Creo que me llevará más líneas (que seguro tú podarás, jajaja).
Graciasss.

TEXTO SENTIDO dijo...

Justamente! Y no importa en absoluto lo que luego sobre: eso se sacará, claro. Pero entretanto descubrirás cosas interesantes sobre vos y tus personajes, que te guiarán (y nos guiarán) más tarde a la hora de podar. Pero, ¿cómo podar un árbol si todavía no hemos llegado a distinguir las raíces de las ramas? Dejalo crecer (por dentro y, si hace falta, por fuera), y entonces, recién entonces, sabremos qué ramas están secas, para podarlas.
(de la película "El jardinero fiel" o del "Manual de Jardinería Avanzada", que ahora mismo no pesco de dónde me salió la comparación :-))