Escrituralia: Consigna trasnochada (Javi)
Coincido con Celsa en que están muy logradas las pistas que llevan a la ceguera de la niña: muy buena apelación al lector. Tal vez por eso mismo me cierra menos una cuestión que te invito a pensar. El primer párrafo (más allá de las repeticiones de palabra, que se solucionan fácil) apunta a una idea repetida: los libros hablan (mucho más que estar en silencio) y los lectores oyen (o no oyen). Digamos que vuelve a esa idea hasta dejarla bien clarita, bien atada, ante el lector.
Yo, si el texto fuese mío, le daría una vueltita más a esa idea, porque los textos que hablan y hablan y hablan (por ejemplo, los que explicitan todo) son agotadores, mientras que el silencio en una historia o en un poema pueden ser enormememente expresivos; por otro lado, un lector que solo oiga —sin interpelar al texto, sin "interrumpirlo", sin cuestionarlo o sin completarlo con su subjetividad— puede ser un lector pasivo, justamente aquel al que NO apelás en el resto del relato, donde tu texto pide una lectura sagaz y activa. Con tanto bla-bla intento explicarte que parece más sugestiva la idea de textos y lectores que dialogan, que una en la que los libros insistan en hablar y ser oídos. Si esta propuesta te resultara interesante, no dudo de que casi no deberás cambiar nada de tu relato —una pequeña tuerca aquí, una bisagrita allá—
Otra cosa que no me cierra, probablemente ligada a lo anterior, es ese tono de lagrimeo o reclamo infantil en el narrador. Ojo: recuerdo algún otro texto tuyo en el que los objetos hablan como niños. Asegurate de que sea cada relato el que te "exija" ese tono, y no una muletilla tuya en el modo de observar la realidad.
La manera de resolver el cuento, con un niño que ve y no ve (esa sí me parece una dupla que aporta, tal como está), me pareció muy buena.
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viernes, 19 de marzo de 2010
Escrituralia: Consigna trasnochada (Javi)
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2 comentarios:
Agradezco (aunque con algo de retraso) tu análisis, Gra. Como siempre, me ayuda mucho y me guía aún más. El sendero que abres para la historia me parece sugerente, pero no sé si eso es lo que a mí me estaba llamando. Creo, sólo creo, que esa niña ciega y ese libro en braille (también ciego para la mayoría de los lectores) están unidos por ser más diferentes que los demás. Por eso puede ser que arrastre ese tono infantil, que por otro lado, espero que no sea realmente una sanguijuela textual (habrá que vigilarlo). Lo de las muletillas da miedo. Prefiero ver la realidad de muchas maneras, especialmente porque sigo pensando que hay muchas realidades. Pues eso, que meto el cuentín en el taller: a desmontar, engrasar y ajustar, como bien dices. Espero ser capaz de montarlo de nuevo :)
De miedo, nada. Sos capaz de abandonar cualquier muletilla y mucho más: vos ya andás bien parado sobre tus dos pies en sensibilidad, así que lo demás llega solo.
Abrazos
Gra
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