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viernes, 12 de marzo de 2010

Escrituralia: Celsa: mi texto

Escrituralia: Celsa: mi texto


Me gustó mucho, Celsa.
La idea del espejo que muestra al principio la cara (y edad) que la narradora quiere ver de sí misma es muy productiva: sigue generando buenos textos porque es inagotable. El tema del doble es una pócima muy poderosa y has sabido administrarla bien, haciendo que al final el mismo espejo sea el que nos muestre la verdadera condición de la mujer.
El final es muy interesante ("Yo tampoco") porque abre diferentes interpretaciones: a lo mejor no estaba porque la demencia ya le había sustraído la subjetividad, o no estaba porque, en una línea más fantástica, ella es un fantasma que recuerda un antiguo crimen cometido allí (recordemos que el tratamiento literario de los fantasmas los vuelve "invisibles" en los espejos). Esa ambigüedad, entre una lectura realista y otra fantástica, me parece muy bien lograda. Seguramente las posibilidades de sentido no se agotan ahí (a mí se me ocurren algunas más, algo desdibujadas pero posibles).
Para pulirlo, tal vez puedas ajustar aún más la síntesis (aunque se nota que ya le diste varias vueltas de tuerca en ese sentido). Yo, por ejemplo, afinaría el lápiz en "y su mano arrugada y llena de manchas de la edad": me quedaría con una señal de la edad y no con ambas (de paso, fijate que las dos remiten a la piel, aunque hablás de mano: es la piel la arrugada y llena de manchas, y no la mano, ya que la palma se salva de las dos cosas. Tal vez originariamente era "piel" pero no quisiste repetir, porque también usaste la piel para aludir a la edad de ella. Si es así, tiene solución fácil: podés mencionar las venas hinchadas como marcas de la edad, porque además ya señalás que él es un anciano; o los dedos artríticos, o deformados por la artrosis, etc.).
Algo similar con "tersura fina de mi piel blanca": yo suprimiría "blanca".
Lo del reloj me parece a la vez un buen punto, porque remite al paso del tiempo, y a la vez un pelín "desorientante", debido a aquello de "aguanté". No sé por qué escogiste justo ese verbo, o si se trata de un mero pretexto para poder meter el reloj. Lo cierto es que a mí el cuerpo me pide un objeto directo con ese verbo (aguanté ¿la repugnancia, por ejemplo?).
Por último, una nota gramatical: la preposición "a" en "llevó a mis ojos" sobra. Leelo sin ella y verás que te sonará más natural (porque esa preposición se usa si el OD es de persona, no de cosas —y los ojos entran dentro de esta última categoría—).
Enhorabuena, piba. Un cuentín muy bueno.

4 comentarios:

Celsa dijo...

Madre mía, Gra, tus interpretaciones hacen que mi relato parezca eso: un relato, y no un enredo.
La idea del fantasma no pasó por mi cabeza en el sentido que te sugiere a ti, sino en el que se deriva de una demencia (que a veces se reconocen, se “ven”, y otras veces no). En cuanto al reloj fue un acierto de churro, porque no pensé en el paso del tiempo, simplemente lo puse para que hubiera algún “sonido” en el ambiente. También pensé en poner algún olor, pero quería que fuera un micro y si empezaba a “decorar” se me iba de tamaño. El relato originario lo hice para un concurso con límite de 100 palabras y en el que nos daban éste inicio: “No reconocí al hombre que tenía frente al espejo”. Como el original ya no me servía para nada lo arreglé un poco y salió éste.

En cuanto a tus correcciones: ¡impecables y acertadísimas!
Ya mismo las aplico tal cual.
Mil gracias.

Ahora Rosa y yo ya nos enteramos de lo que quise decir con el cuentín, jajajaj.

TEXTO SENTIDO dijo...

Me alegra serte útil, pero más me alegra que tu propio texto te sorprenda. ¿A que se disfruta mucho más así? ¿Y a que cobra sentido aquello de que un buen texto nunca está completo?
Ah, y lo de "cuentín", de mi parte, era afectuoso, no peyorativo. Tal vez haya sido un desacierto, en tu caso, llamarlo así: no quiero "ayudarte" a desvalorizar lo que hacés, que ya bastante te las arreglás sola para eso... :-)

Textualmente dijo...

Como da de sí una historia cuando se nota que está pensada. También me ha gustado, la historia y el análisis. Hay algo que todavía no me encaja. Sucede en el primer párrafo:

"No reconocí al anciano que estaba a mi lado, frente al espejo del dormitorio. Me acariciaba el cuello en silencio y su mano arrugada y llena de manchas de la edad, contrastaba con la tersura fina de mi piel blanca".

La cuarta palabra es anciano, pero ¿no debería ser anciana? La narradora es una mujer, es ella la que no se reconoce a sí misma, ya sea por fantasma o demente; ese reflejo no deja de ser el suyo, ¿no? ¿O ese anciano que ve es el reflejo de su marido asesinado? Se supone que la figura del reflejo acaricia a la narradora, o sea ella se acaricia en ese juego con su propia imagen/doble...

A ver si alguien logra entenderme ;)

Celsa dijo...

¡Javi, que alegría!, se te echaba de menos.
Te cuento: la palabra es anciano (no anciana), porque ella lo vé a él (su pareja) como lo que es: un anciano al que no reconoce, pero ella se ve a si misma joven. Recuerda que es una especie de ensoñación-rememoración de lo que ocurrió previamente a que lo matara, y el motivo de hacerlo: un viejo descoocido que la acariciaba.

En fin, esa era la idea pero si tengo que explicarlo (ya sois dos los que no lo entendeis) es que el texto hace aguas por algún lado.

Ummm, tendré que darle unas vueltas a ver...

Gracias por la lectura atenta.