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viernes, 26 de marzo de 2010

Esta semana...


Acerca de "Los Pocillos"

Coincido con ustedes en cuanto a la "visibilidad" que otorgan al cuento y en la mirada sobre la imposibilidad de juzgar éticamente a sus personajes. Me gustaría comentar que, esto que nos parece tan natural esperar de una novela —como son los personajes complejos, "humanizados"— no siempre es tan fácil de hallar en un cuento corto. Incluso hay quien postula, como Isabel Cañelles, que los personajes de relatos cortos son mucho más planos que los de la novela. Creo que este cuento de Benedetti (entre muchos otros, claro) demuestra su error.
Otra cosa sobre la que quería llamar su atención era sobre la imagen de los tres pocillos: tiene que ser económica, es decir, tiene que decir más que lo que dice —como los buenos parlamentos— porque el autor la ha elegido como título. En efecto, no solo nos muestra algún matiz de la personalidad de Mariana ("en un discreto rasgo de independencia", fórmula cuyo adjetivo parece ironizar o resaltar la independencia de alguien tan dependiente del afecto como ella) sino que habla de un trío (anticipando sutilmente al tercero, Alberto, o al tercero excluido, supuestamente, José Claudio, en espejo del vínculo entre los personajes). En este sentido, es también interesante que Mariana desee "emparejar" cada taza con el plato del mismo color: evoca el amor de tipo narcisista que parece ser su modelo. Ella pide lo mismo que da; ella busca, no un vínculo amoroso entre dos personas diferentes, sino el equilibrio de dos igualdades imaginarias.

Acerca del ejercicio con diálogo de Celsa:

De acuerdo con Javi. Parece que has aprovechado muy bien los consejos de Carletti. En efecto, los parlamentos, el equilibrio entre incisos y voz de los personajes, están bien logrados y podrían pertenecer a un relato. Quizás en otro momento, al incluir algo así en un cuento, hubieses "corregido" el error de la peluquera.
Pero lo que más me entusiasma es que hayas decidido proponerte a vos misma un ejercicio en una semana en que, justamente, no había consigna. Me entusiasma y me alegra mucho. Creo firmemente en que las palabras se sostienen siempre de otras, por lo que esa pequeña disciplina invertida en que no pase ni un día sin que uno se esfuerce por expresarse del modo más creativo y potente posible en un texto (no importa de qué extensión ni qué fin concreto tenga) se "amortiza" rápido, haciendo que las palabras se movilicen dentro nuestro generando otras. ¡Bravo, Celsa!

Y, por último, me despido desde aquí de Ovidio, que, como saben, deja de navegar en este barquito. ¡Hasta otra, pibe!

A los demás, si aun quieren zarpar, los reencuentro el viernes 9 de abril, cuando hayamos dejado otra Semana Santa (o no tan santa) a nuestras espaldas. Ojalá que las entradas de hoy les resulten productivas y estimulantes, y encontremos ("encuentemos") muchos dibujos de Burdick revoloteando por el blog.     

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