¿Por qué creés que Kordon habrá elegido este título para su relato?
Creo que esa media bolsa de maíz diferencia los dos mundos en los que viven cada uno de los chiquillos del cuento. El mundo de la carencia frente al de la abundancia, el de la vergüenza y los latigazos, frente al del la inocencia y el pato al horno.
Fijate en la oración que dice: «Además jamás relacioné cabalmente mi amor a los animales con los olorosos pollos que mi madre sacaba del horno de leña.» En el resto del texto aparecen, explícitas o implícitas otras paradojas. ¿Descubrís alguna? Si es así, ¿qué creés que aportan al texto?
La mayor paradoja que me parece que encierra este relato es el personaje del “lecherito”. Es un niño que juega a ser un hombre, pero que lo hace inevitablemente desde la visión de un niño. Mientras dice que “lavar tarros es trabajo de hombre”, no deja de fijarse en su compañero jugando al aro: “lo manejás bien”; una inocente declaración de un niño al que mantienen alejado de su infancia. Otra paradoja que atraviesa el cuento puede ser la que encierran las palomas: se compara el amor que siente el protagonista por esos pájaros, con la ‘peculiar’ admiración que en casa del “lecherito” se muestra por aquellas. El autor espera a una de las últimas frases del cuento —“alcancé a ver en el corredor de las habitaciones un par de palomas colgando de las patas”— para dejar una leve sentencia (quizá demasiado leve) que apuntille el cuento y lo transforme, de cuento infantil en testimonio sobre la supervivencia en la ciudad.
Contrasta la extrema sutileza que deja escurrir, frase aquí y frase allá, una miseria gris sobre el cuento; mientras que otras veces, en cambio, se explicita demasiado lo que ya estaba a flote. Con todos mis respetos a Kordon, alguna expresión se me hace sorprendentemente prescindible: “el dicho popular se imponía en el entendimiento como un rotundo gesto procaz” (página 1). En la página 3 se habla de la relación del protagonista con las aves, un momento del relato que se me hace confuso al mezclar el protagonismo de las palomas en casa del “lecherito” con el maltrato que reciben en casa del protagonista. En general, la historia resuena, pero al principio sólo se oye de lejos.
3 comentarios:
Después de leer a Javi no me atrevo a colgar una entrada nueva para lo poco que se me ocurre aportar, así que lo añado aquí:
Me gustó mucho este cuento precisamente por las paradojas que contiene: el lecherito “presume” de lo bueno que es su padre que cuida a las palomas, cuando en realidad es un bruto y las sacrifica para comer.
Otra paradoja, también del lecherito, es ese “desprecio” hacia el grupo de ricos representado por los pantalones cortos de Andresito (uno de los símbolos que puede identificar la mirada de un niño) y su enfado y vergüenza cuando el protagonista le dice al que los encuentra perdidos, dónde vive.
Lo del título…, no sé…, ya sabes que yo y los títulos no acabamos de encontrarnos.
;)
No estaría mal que colgáramos los comentarios en la misma entrada del recorrido ¿no? De ese modo en el mismo clic tendríamos a mano el texto, y todos los comentarios. Me gusta mucho este apartado de recorridos, y quisiera no tener que hacer memoria para recordar dónde dijo quién qué cosa.
¿qué os parece?
Me resulta muy enriquecedor este apartado, mucho. Destaco los comentarios de Textual que me parecen muy buenos, qué envidia. A mí me pasa un poco como a Celsa. Y el análisis de Gra me ha gustado mucho, le pone palabras a pensamientos (perezosos, ya sabeis) que tenía por ahí.
A todo lo dicho, añado la amistad. Emilio se averguenza de vivir en el corralón, el protagonista duerme mal pensando en ello. Es la pérdida de inocencia, el paso de niño adulto, y también esa aceptación leal del amigo ante el descubrimiento de una realidad que no coincide con la imaginada. El protagonista le acompaña sin decir palabra, se sienta a su lado, no dice nada de la trampa, que debía haberle causado horror, a decir de su reacción cuando se producía la matanza en su casa, no sólo no dice nada, sino que se pone al lado de Emilio, y le ayuda a cazarlas. Ni una sola alusión a la decepción, el protagonista ‘pierde’ su voz emocional evocando los recuerdos, y se convierte en un narrador de hechos. Ni media palabra. ¿Ha traicionado a su amigo delatando el lugar en que vivía, y tratando de diferenciarse de él? o ¿simplemente no sabía que le avergonzase?. Ahora asume la realidad de Emilio como si fuera la suya, en silencio.
ROSA DIJO:
No estaría mal que colgáramos los comentarios en la misma entrada del recorrido ¿no? De ese modo en el mismo clic tendríamos a mano el texto, y todos los comentarios. Me gusta mucho este apartado de recorridos, y quisiera no tener que hacer memoria para recordar dónde dijo quién qué cosa.
¿qué os parece?
CELSA DICE:
A mi también me parece muy buena idea, y más cómodo, sí. Incluido también el comentario de ProfeGra.
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