El relato me gustó mucho, mucho, y me alegro de que una de las imágenes te haya servido para un texto imaginativo y vívido.
Verás más abajo que, salvo el primer señalamiento, todos los demás son relativos a detalles de estilo, nada estructural. Por eso, que no te apabulle la cantidad. Como no sé si traerás al blog una versión nueva, prefiero señalarte al mismo tiempo lo que veo, que, como dije, son detalles menores: apenas lunares, en un cuento de muy buena piel :-). Creo que es un micro con muy bien potencial como para que continúes la corrección a partir de lo que podamos comentarte.
Bueno, van, entonces, mis sugerencias.
REBELION
Tras cuatro días soportando su hedor, por fin lo han encontrado. Varios policías deambulan ahora por la casa buscando pistas que jamás hallarán. Uno de ellos se ha parado frente a mi jaula, me ha llenado los cuencos con alpiste y agua y ahora me observa con atención. Si habláramos el mismo lenguaje yo podría contarle lo ocurrido desde el inicio de la maldita novela [por inicio de la novela se entiende las palabras con la que empieza la historia escrita en la novela. Me pregunto si es eso a lo que te referís. O cierto es que no retomás esta posible punta que se te abre aquí, y es que la historia dos (la del interior del libro) interactúe con la historia uno (la del escritor). Me refiero a que sí intervienen las letras del libro, pero no la historia que cuenta. Hablás del inicio pero no del desarrollo o del desenlace, ¿lo ves? O quizás, solo querías referirte, con aquello de inicio de la novela, a lo ocurrido desde que el ejemplar llegó a la casa]. Soy el único ser que convivió con el escritor hasta su muerte. A mi pesar, ¿cómo podría escaparme de estos barrotes?
Buscarán y buscarán y jamás podrán imaginar que las culpables, las asesinas, fueron ellas. Pero [yo cambiaría de sitio este pero, ya que se opone solo a “podrán imaginar” y no a que ellas son las culpables o a que no las verán. Yo diría: …fueron ellas. Las tienen frente a los ojos pero no las verán. Son mucho más astutas etc.] las tienen frente a los ojos y no las verán. Son mucho más astutas que ellos.
Durante los dos últimos años fui testigo de cientos de disputas entre ellas y el escritor. Los arrebatos de él rompiendo folios cuando las muy rebeldes se empeñaban en trastocar la historia que él les había trazado. Hasta que por fin consiguió doblegarlas. Su mejor obra —dijeron los medios de comunicación—, “Encarceladas” ha sido su obra más lograda. [te propongo algo más sintético: Hasta que por fin consiguió doblegarlas: “Encarceladas”, dijeron los críticos, ha sido su obra más lograda.]
Todo comenzó la tarde que el escritor volvió a casa con el libro recién salido de la imprenta, apretado contra el pecho. Acarició el lomo, lo abrió [ojo: no abrió el lomo sino el libro, pero como el último sustantivo al que el pronombre puede hacer referencia es “lomo”, chirría un poco. Mejor: Acarició el lomo, abrió el volumen] por varias páginas [mejor: “por la mitad” o, si lo abrió más de una vez, “por varios sitios” porque luego deberás repetir “páginas”. Y, a mi gusto, mejor aún: “lo abrió por un capítulo cualquiera”] y aspiró el olor de la tinta con los ojos cerrados. Repasó con el índice el título plateado de la portada y finalmente lo colocó en la estantería [parecido a lo de antes. Si lo dejás así, lo que colocó en la estantería fue el título y no el libro. Fijate, en cambio algo como: Acarició el lomo, abrió el volumen por un capítulo cualquiera, aspiró el olor de la tinta con los ojos cerrados y (o coma) repasó con el índice el título plateado de la portada.
Finalmente, colocó el texto en la estantería etc.]
junto a sus otras cinco creaciones. Se alejó unos pasos y contempló toda su obra [¿qué tal junto a sus primeras dos novelas y sus tres poemarios? No solo porque lo concreto es más fácil de ver, sino porque luego podrías agregar un más rotundo: Contempló su obra completa] con una sonrisa tímida. Luego él se fue al cuarto de baño y allí me quedé yo [mejor: y yo me quedé allí, porque la oposición “pide” el mismo orden de las frases], contemplando también [más exacto “a mi vez” en lugar de “también”, porque el autor no se quedó contemplando al inquilino en ese momento] al nuevo inquilino.
En ello estaba cuando el libro comenzó a removerse, como [ojo: te señalaré repetición de “comos”, ya que resta efectividad. No solo por la repetición cacofónica, sino sobre todo porque estos símiles resultan explicativos. Creo que sería más potente describir uno o dos detalles del movimiento, por ejemplo, dejando que en la mente del lector se “dibuje” algo con vida propia, sin explicitar el símil] si algo en su interior tuviera vida propia. Minutos más tarde vi cómo [coincido con Javi: no hace falta que el pajarito señale que ve. Al narrar los sucesos, se sobrentiende que fue testigo de ellos] el tomo hacía equilibrios al borde de la estantería hasta caer abierto al suelo. Las hojas, con grandes espacios en blanco, se agitaban como [este podés dejarlo porque, a diferencia del primero, no interpreta la realidad: el libro no se mueve por el viento] si el viento las zarandease. Sus líneas se iban desordenando y las letras comenzaban a formar pequeños grupos.
Allí [¿No creés que es mejor “así”?] lo encontró el escritor cuando volvió media hora más tarde, recién bañado y con el pijama puesto [te sugiero distribuir mejor los circunstanciales de modo, para que no se apelotonen los tres detrás del verbo: Así lo encontró el escritor, media hora más tarde, cuando volvió recién bañado y con el pijama puesto]. Miró en derredor como buscando la causa [este, de nuevo, es explicativo: mejor, describí la velocidad del giro de cabeza o el desconcierto en la expresión o el rasgo del movimiento que hizo el personaje que te parezca más adecuado, y dejá la interpretación a cargo del lector], lo recogió y lo cerró sin percatarse del desorden que había comenzado en su interior. Cuando fue a colocarlo en su sitio se dio cuenta de que no cabía; [punto y coma o punto, pero no coma] era como si el libro se hubiera hinchado por dentro [quizás: ...no cabía; parecía haber crecido o haberse hinchado por dentro]. Entonces el hombre [es obligatorio reponer el sujeto, ya que el de la última frase, en el original y en mi sugerencia, es “el libro”] apretó fuertemente sus pastas e intentó encajarlo de nuevo entre los otros tomos [mejor: pastas y de nuevo intentó encajarlo etc. Dos motivos: conviene dejar ese “de nuevo” lo más cerca posible del verbo que modifica realmente, y ese es “intentó”, porque lo que se repite es el intento por encajarlo y no el encajarlo. El otro motivo es fónico y bastante más subjetivo: creo que es más grato al oído el “y” que el “e”] Imposible. Agotado, [coma obligatoria] se sentó en su sillón y lo abrió [de nuevo: no abrió el sillón, sino el libro, así que: …se sentó en su sillón y abrió el texto/el libro/el volumen/la novela/etc.] por la primera página. Los dos vimos [aquí me parece útil el señalamiento] entonces, estupefactos, cómo [con acento] las letras, ordenadas como soldados [te sugiero, en lugar de esto: las letras, sin desordenarse, avanzaban… o las letras, conservando un orden absoluto o las letras, en el mismo orden en que aparecían en el papel, avanzaban hacia el borde inferior] avanzaban hacia el borde inferior del papel. El escritor se limpió el sudor que empezaba a perlar su frente [“perlar su frente” es una metáfora cristalizada. Podés usar el sencillo humedecer su frente o, mejor aun, se limpió el sudor de la frente / se pasó un pañuelo por la frente/ etc.] y contempló boquiabierto el desfile del pequeño ejército. Tan absorto estaba que no se dio cuenta de la avanzadilla que, [corrijo sitio de la coma] procedente de las páginas finales, comenzaba [corrijo número del verbo. De paso, fijate que este verbo se repite más veces. Corregí alguna] a trepar por encima de su manga. Las vi llegar a su cuello [mejor: Llegaron a su cuello. Soltó el libro.]y cómo él soltó el libro. Tosiendo sin parar se fue [sin duda, mejor sin “se” y mejor aún: caminó] hacia la ventana e intentó abrirla [mejor: y trató de abrirla o y se esforzó por abrirla. Evita repetición de “intentar y uso de “e”] pero sus manos, completamente tapadas [errata, aunque quizás sea mejor “cubiertas”] de letras, y rígidas como una escayola, [coma obligatoria] no pudieron [mejor: no lo consiguieron, porque ese pudieron está pidiendo a gritos un complemento directo: pudieron ¿qué?]. Se dirigió entonces a la puerta pero sus piernas parecían no obedecerle [o se dirigió o sus piernas parecían no obedecerle, pero no ambas a la vez. De paso que eliminás la contradicción lógica, aquí sería vital describir la manera de caminar de él para que veamos (y sintamos) la naturaleza del obstáculo. No sabemos si es que cojea, si arrastra los pies, si directamente se clavó al piso, etc.], como [este símil aporta poco, porque hay varias maneras en que un peso nos puede impedir avanzar. Describí la vena del cuello o los cambios de color en su piel o los músculos tensos o…] si un gran peso les impidiera avanzar. Terminó en el suelo, arrastrándose retorcido como [yo suprimiría este símil a favor de una descripción basada sobre todo en verbos: Terminó en el suelo, retorciéndose, arrastrándose apenas, por ejemplo] una serpiente. Vi el esfuerzo en sus ojos [este inicio de frase, para mí, sobra: lo de esfuerzo resulta explicativo, y lo de ver no es necesario aquí. Yo arrancaría con Intentó gritar entre etc. Lo de la lava negra que ya anegaba la boca es muuuuuuuy expresivo. Genial] cuando intentó gritar entre aquella lava negra que ya anegaba su boca. El pequeño ejército continuó su avance imparable, colándose por nariz y oídos [bueno, aquí te voy a proponer aumentar el suspenso con un truco sencillo: poner punto. Eso provoca una mínima pausa que acelera las ganas de continuar leyendo —como en cualquier seducción, los silencios, las pausas, las interrupciones breves, son más potentes que el movimiento continuo. Después del punto, dilatar aún más la “descarga” para que la intriga crezca más; no demasiado, para que le lector no llegue a impacientarse, pero no poco, para que el efecto se sienta. Bueh, algo como: El pequeño ejército continuó su avance imparable, colándose por nariz y oídos. Una a una, vocal y consonante, consonante y vocal, fueron metiéndosele en el cuerpo. Pronto no quedó una sola letra en el libro. Una hora más tarde el escritor dejó de moverse (esa oración final está genial)] hasta que no quedó una sola letra en el libro. Una hora más tarde el escritor dejó de moverse.
Seguí observando [esto sobra, y más cuando abajo se repite en “el policía me sigue observando"] y mi estupefacción llegó al límite cuando las vi abandonar [acuerdo con Javi: cuando abandonaron] el cuerpo del escritor a través de los mismos orificios por donde lo habían tomado. Como hormigas en formación [si este fuese el único símil, yo lo dejaría, pero eliminando “en formación”, que se sobrentiende], fueron entrando de nuevo al libro y ordenándose en perfectas líneas hasta rellenar todas sus páginas [Ordenado está repetido. ¿Qué tal ubicándose en líneas, horizontales y rectas, hasta rellenar todas sus páginas?].
¿Qué historia contarán ahora?
El policía me sigue observando y yo sigo aquí encerrado, sin poder explicar el misterio. Misterio que podría descifrar [¿qué tal misterio que descifraría si etc. y nos ahorramos un poder?] si me abriera la jaula. Pero, [coma obligatoria] claro, eso es algo que ni siquiera se le pasará por la imaginación.
ATENCIÓN: Nuevos talleres
INSCRIPCIÓN A NUEVOS TALLERES EN:
http://elbardeltaller.blogspot.com.es/
HASTA EL 15 DE ABRIL
¡NO TE DEMORES!
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viernes, 16 de abril de 2010
Escrituralia: Rebelión
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5 comentarios:
Muchas gracias, Gra, estoy asombrada de la cantidad de fallos de estilo que no fui capaz de ver.
Me parecen acertadísimos. Los corrijo volando, jejej.
Sólo hay una cosa que no acabo de pillar. Se refiere al inicio, cuando dices:
“por inicio de la novela se entiende las palabras con la que empieza la historia escrita en la novela. Me pregunto si es eso a lo que te referís. O cierto es que no retomás esta posible punta que se te abre aquí, y es que la historia dos (la del interior del libro) interactúe con la historia uno (la del escritor). Me refiero a que sí intervienen las letras del libro, pero no la historia que cuenta. Hablás del inicio pero no del desarrollo o del desenlace, ¿lo ves? O quizás, solo querías referirte, con aquello de inicio de la novela, a lo ocurrido desde que el ejemplar llegó a la casa”.
Efectivamente yo por “inicio de la novela” quise decir: las palabras con las que empieza la historia que cuenta el escritor en la novela. Vamos, desde que empezó a escribirla ya tuvo enfrentamientos con las letras que querían contar otra historia diferente que la que él contaba (de ahí la frase final:
“¿Qué historia contarán ahora?”).
La 2ª propuesta que me haces (interactuar las dos historias) ni se me pasó por la cabeza, y reconozco que podría enriquecer el texto pero, sinceramente, no me veo capaz de montar más enredos, jajaja.
Mi pregunta ahora es: ¿no funciona mi idea primera?, ¿lleva a confusión?
¿Viste que pronto respondo? Se nota que estaba impaciente por ver tu corrección, ein?
;)
Ya veo, ya veo, sí, que tenías prisa ;-)
Vamoavé. El inicio de la novela no se corresponde sí o sí con el momento en que el autor empieza a escribirla. Uno puede empezar por cualquier parte y luego cambiar la disposición de lo escrito, suprimir, etc.
Si acordamos en esto, veremos que, en tu cuento, ya sea que nos refiramos a una de estas dos cosas o a la otra, llevaremos la mirada del lector a cuestiones diferentes: si hablamos del "inicio de la novela" el lector pensará en el comienzo del texto y esperará que esa historia que comienza allí intervenga más en la otra que él está leyendo (la del cuento). Esperará, por ejemplo, que se le cuente algo más de lo que ocurre dentro de esa novela (por ejemplo, ¿recordás "Continuidad de los parques"? Allí se mencionaban los personajes que intervenían en el cuento que el hombre leía y algunas de sus acciones)
Si decimos, por ejemplo, "desde que él empezó a escribir la novela", la mirada del lector va más que nada hacia lo que le pasa al autor: las letras se pelean con él. Es decir, en este último caso, la historia dos en sí no aparece con claridad, sino las palabras que forman esa historia (o las letras que forman las palabras) como contendientes del autor.
Está claro aquello de que el autor las forzaba a "escribirse" de modo no querido por ellas, y también lo del final, pero si no vas a meterte más con la interacción entre ambas historias yo corregiría lo del inicio.
Jope, ¡qué supercorrección! Made in Graciela. Vaya profe tenemos... Pido un aplauso para ella ;)
GRA:
Ya corregí el inicio (y
y todo lo demás) para que el lector lea sólo la primera opción. Gracias.
JAVI:
Aplaudida está la profe. Yo también quedé boquiabierta de lo impecable de las correcciones, y lo bien que están colocaditas...
Y además me gustaría destacar el truco para ralentizar las escenas rápidas y alargar el suspense. Lo desconocía. Es buenísimo. Sólo por él ya merece la pena toda la clase.
Así que: plas-plas-plas (léanse los "plas" como aplausos, no como tortas, jajaja)
Plas plas plas
(joder, joder, joder)
Avemaríapurísma, Profegra.
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