"Para explicar cuestiones de técnica narrativa, uno tiene que acudir a todo tipo de comparaciones clarificadoras. Lo que más nos sirve normalmente a los que nos dedicamos a esto es el cine, pues la forma de narrar es más similar, y entonces decimos que el punto de vista del narrador es como la cámara, hablamos de secuencias, escenas, etc., de "flash back", primeros planos y un sinfín de cosas más. La pintura también vale, aunque menos (sobre todo lo del arte abstracto yo no sé a qué se puede igualar en la literatura actual, la verdad). Y la música... A mí me sirve lo del pentagrama, porque hay gente que cree que porque el papel está en blanco tiene toda la libertad del mundo a la hora de escribir un relato, y que puede decir lo que le venga en gana.
Y hombre, la libertad la tiene; otra cosa es que estemos dispuestos a tragarnos lo que salga de ahí. Lo que decías tú, Guido (*), que aquí también hay que aprender solfeo e, igual que las notas no se pueden desparramar al buen tuntún sobre la página, con las palabras ocurre lo mismo. Cuando uno aprende el solfeo de la escritura (que yo creo que es toda esa primera fase en que uno aprende a mirar y a sentir el lenguaje como algo propio, lo de las palabras que comentaba el otro día), al cabo de unos años ya está en disposición de hacer piruetas con una base sólida bajo sus pies.
También en cuanto a la interpretación se puede sacar algún símil. Por ejemplo, yo creo que en la escritura el autor es una mezcla de compositor, director de orquesta y músico. Pero es más músico el lector que el escritor. Para ser lector también hay que estudiar muchos años, y hay buenos y malos lectores igual que hay buenos y malos escritores. Por cierto, que está bastante infravalorado el trabajo de lector, que ahora se ve como sinónimo de consumidor. Un cuento o una novela no se lo da todo machacadito a un espectador pasivo, aunque pueda darnos esa impresión, sino que es una especie de esqueleto que el lector ha de interpretar con su instrumento (ejem), con su experiencia, con su imaginación, con su inteligencia... Si esto lo sentimos como un proceso fácil y placentero es porque llevamos muchos años de estudio, pero ponle a alguien que no lee apenas a Proust delante...
Entonces, cuando nos sentamos a leer una novela (una buena novela), es parecido a cuando tenemos una partitura delante: todo está ahí en potencia, y nosotros podemos no entender ni siquiera los signos (si no sabemos leer); podemos entender que esto es un "fa" y esto es un "re" pero no tener ni idea de cómo interpretar la melodía completa; o podemos relacionar todas las notas y montarnos la sinfonía en la cabeza. Con las mismas notas, unos lectores interpretarán una canción de cuna, otros una sinfonía y otros una
ópera."
(*) Se refiere a Guido Eytel, excelente poeta chileno.
ATENCIÓN: Nuevos talleres
INSCRIPCIÓN A NUEVOS TALLERES EN:
http://elbardeltaller.blogspot.com.es/
HASTA EL 15 DE ABRIL
¡NO TE DEMORES!
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lunes, 26 de abril de 2010
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