A continuación, imaginen en una naranja. Vamos a intentar percibirla a través de los cinco sentidos:
- Vista. Piensen en la apariencia externa de la naranja. Vean su color, su forma, su tamaño, deténganse a mirar su piel. Fíjense en los detalles. También en el aspecto de la naranja por dentro, cómo es el interior de la cáscara y cómo es la naranja en sí.
- Oído. Recreen el ruido al quitar la cáscara de la naranja y luego en el de la separación de los gajos. Deténganse también en el leve ruido que se produce al morder los gajos.
- Olfato. Traigan a la memoria el aroma sutil que desprende la fruta antes de ser pelada, y después el olor más intenso cuando es partida. Traten de captar el aroma de un zumo.
- Gusto. Paladeen su sabor, antes y después de ser mordida. Recuerden también el sabor del zumo y el de un caramelo. ¿Perciben diferencias entre los sabores?
- Tacto. Palpen la cáscara y noten la diferencia entre el interior y el exterior. Presten atención también al tacto de los gajos, a la delicada fina capa de la piel. Sientan el contacto de los gajos con los labios.
Ahora, abran los ojos. ¿Con qué otra cosa asocian los ruidos que oyeron en su imaginación, las asperezas o suavidades que tocaron, la gorma o el color que percibieron? ¿Qué otro objeto se le parece en alguna de las cualidades que notaron?
Jueguen con las analogías, por disparatadas que parezcan al principio.
Y ahora, ¿se animan a buscar alguna metáfora para la naranja? ¿Alguna adivinanza?
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